Momento destacado
Es la propietaria de una estación de repostaje situada a más de 300 kilómetros en el interior del Círculo Polar Ártico. Sue Aikens explica sus razones para vivir allí.
Hace poco se hizo con la propiedad de esta estación remota de repostaje en el norte de Alaska. Sue Aikens se gana la vida alquilándola a cazadores o expediciones que quieren recorrer esta aislada zona del mundo. Es un trabajo difícil y sobre todo, un trabajo solitario.
A muchos les costaría pasar largas temporadas en un lugar tan remoto sin contacto con nadie más, pero no es el caso de Sue. Ella huye del ruido y de las multitudes. Asegura que no es una persona solitaria, sino que le gusta la soledad. Ahora debe prepararse para acudir a la ciudad más cercana a recoger un vehículo especial para moverse por la estación y no está muy emocionada con el viaje.
Sue también tiene algo de temor dejando sola la estación. Teme que algún animal salvaje o la meteorología puede dañar el lugar. Antes de marcharse se asegura de dejarlo todo cerrado, pero con una peculiaridad que caracteriza a todos aquellos que viven en lugares remotos. Dejará una puerta sin cerrar por si alguien necesita refugiarse aquí. Eso sí, deja una nota para que, si alguien debe hacer uso de las instalaciones, que se sienta libre de hacerlo pero ateniéndose a unas mínimas normas de convivencia.