Momento destacado
E.J. Potter era un corredor de motos hecho a sí mismo. fanático de las dos ruedas, posee el récord de aceleración en una motocicleta con 270 kilómetros por hora. Lo consiguió en una moto que construyó el mismo y con la que se jugaba la vida 3 veces al día. Ahora, su buen amigo Clyde conserva en perfecto estado las dos motos que Potter construyó.
No hay mucho público que pueda hacerse con sendas motos y Clyde cree que el mejor sitio para ellas sería un museo. Frank conoce a algunos clientes que pueden estar interesados en dichas motos y le hace una oferta a Clyde para comprárselas.